Salarios militares argentinos: debajo del salario mínimo y de la canasta básica

La situación salarial de los integrantes de las Fuerzas Armadas argentinas continúa en deterioro. De acuerdo con un relevamiento interno que compara los haberes del personal militar con los principales indicadores socioeconómicos publicados por el INDEC, los sueldos de referencia se ubican por debajo de los valores necesarios para cubrir necesidades básicas. El análisis corresponde al mes de marzo de 2025 y confronta los ingresos militares con el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA).

Según el cuadro comparativo al que accedió Zona Militar, ninguna de las categorías salariales analizadas logra superar en forma holgada las referencias de costo de vida. En el mejor de los casos, los haberes equiparables al grado de Suboficial Mayor apenas superan 1.08 veces el valor de la Canasta Básica Total, mientras que el personal con los salarios más bajos —como los soldados voluntarios— se ubica por debajo de 0.47 veces la CBT. En algunos casos, incluso, los ingresos apenas alcanzan para cubrir el valor de la Canasta Básica Alimentaria, revelando un preocupante desfasaje entre remuneración y nivel de subsistencia.

Este cuadro expone una realidad estructural que afecta tanto a oficiales como a suboficiales, impactando en la moral, la retención de personal y la operatividad general del instrumento militar. La pérdida de poder adquisitivo frente al derrotero de la inflación y el costo real de vida agrava una situación ya reconocida por diversos sectores como crítica. En efecto, desde principios de año distintas voces dentro de las Fuerzas Armadas han advertido sobre el éxodo de efectivos hacia fuerzas de seguridad provinciales o federales, atraídos por escalas salariales más competitivas. Si bien es un problema que tiene raíces mas antiguas y no son propias de esta gestión, el agravante esta en la actualidad en las pretensiones de que el personal militar desarrolle tareas policiales con sueldos mucho mas bajos. 
 
El informe, que toma como base los datos del INDEC para marzo de este año, utiliza como referencia comparativa tres parámetros clave: el SMVM (Salario Mínimo Vital y Móvil), que establece un piso legal de remuneración; la Canasta Básica Total, que define el umbral de pobreza; y la Canasta Básica Alimentaria, que marca el umbral de indigencia. En los tres casos, las relaciones porcentuales revelan que buena parte del personal militar percibe ingresos apenas suficientes para cubrir necesidades elementales.

Puntualmente y según los datos del INDEC, el Salario Mínimo Vital y Móvil esta en los $296.832, mientras que la Canasta Básica Total es de $1.176.967 y la Canasta Básica Alimentaria esta en $521.279.

Es importante aclarar que los problemas entre los haberes mensuales y el cubrir la canasta básica se agravan desde el grado de Capitán y equivalente hacia abajo, implicando que la enorme masa de personal militar se encuentra en la actualidad debajo de la linea de pobreza.

A pesar del contexto inflacionario descendiente y del reconocimiento público del rol cada vez más activo de las Fuerzas Armadas en tareas subsidiarias —como el despliegue en fronteras o apoyo en emergencias—, no se ha instrumentado hasta el momento una política de recomposición salarial específica para el personal militar. Esto contrasta con otros sectores del aparato estatal que han recibido actualizaciones salariales extraordinarias o bonificaciones específicas.

La falta de paridad con las fuerzas de seguridad, sumada a la creciente brecha entre salarios y costo de vida, profundiza una desigualdad estructural que puede tener efectos negativos en la sostenibilidad del sistema de defensa. La ausencia de una revisión profunda del esquema salarial no sólo afecta al personal en actividad, sino que también puede impactar en la proyección institucional, la captación de nuevos cuadros y la capacidad de respuesta frente a escenarios críticos.

Desde distintos sectores del ámbito castrense se ha comenzado a insistir con la necesidad de actualizar la grilla salarial en función del nuevo contexto económico, considerando tanto la inflación acumulada como el incremento de responsabilidades asignadas a las Fuerzas Armadas.