Pobreza en la Argentina: límites estructurales y desafíos para este año

Aunque los índices muestran mejoras recientes, especialistas advierten que romper el piso estructural de pobreza en el país requerirá reformas profundas y crecimiento económico sostenido.

País18/01/202519640 Noticias19640 Noticias
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La pobreza y la indigencia comenzaron a reducirse a partir de la baja de la inflación y las estimaciones privadas preliminares señalan que en el tercer trimestre de 2024 se ubicaron cerca del 38% y 8%, respectivamente. Sin embargo, hay cuestiones metodológicas que, según los especialistas, impactaron y por eso, en parte, el descenso en relación al primer semestre fue tan pronunciado. Para 2025, las expectativas de nuevas mejoras en los indicadores son menores.

De acuerdo al Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), en base al informe de Distribución del Ingreso del Indec, entre julio y septiembre la tasa de pobreza cayó a 38,9%, mientras que la indigencia a 8,5%. Son cifras similares a las que estimaron en el Ministerio de Capital Humano.

Leopoldo Tornarolli, economista del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de la Plata, estimó que la pobreza fue de 38,5% en el tercer trimestre. Esto representa una fuerte reducción respecto al promedio de los primeros seis meses de 2024 publicado por el Indec, cuando el 52,9% de la población se encontraba en esa condición y el 18,1%, en la indigencia.

Agustín Salvia, director del ODSA, dijo: “Esta drástica disminución se debe, mayoritariamente, al efecto de la desaceleración de la inflación y al incremento relativo de los salarios”.

“Efectivamente la pobreza por ingresos está bajando, pero se está sintiendo menos en los bolsillos de los consumidores que a nivel de las cifras estadísticas. Esto tiene mucho que ver con que todavía, si bien hay una recuperación, el poder de compra continúa viéndose muy reducido en los sectores medios por la suba de los costos fijos, como transporte, gas, electricidad y comunicaciones”, opinó.

Agregó que con el aumento de los ingresos “se logra eventualmente pagar más a tiempo las cuentas, pero no se traduce en una mejora sustantiva en la capacidad de ahorro e inversión de las familias”.

De todos modos, el especialista sostuvo que sería muy cauto con dichos números dado que la medición de la pobreza por ingresos se ve afectada tanto en los momentos de alta inflación como en períodos de caídas bruscas de esta. “El termómetro falla porque hay una discontinuidad entre el valor de la canasta de bienes y servicios con la efectiva capacidad de gasto corriente de los hogares. Funciona en épocas de relativa estabilidad, ya sea con o sin inflación”, explicó Salvia.

Cabe mencionar que en diciembre la Canasta Básica Alimentaria (CBA) para una familia tipo de cuatro personas, que indica lo necesario para no ser indigente, alcanzó los $449.314; y la Canasta Básica Total (CBT), que señala la línea de pobreza, ascendió a $1.024.435. En ambos casos se incrementaron 2,3%, por debajo de la inflación de dicho mes, que fue de 2,7 por ciento.

Expectativas

Para 2025, Tornarolli consideró que “es probable que haya una baja adicional de la pobreza, de menor magnitud, si la inflación sigue desacelerando y la economía crece algunos puntos, como se prevé hasta ahora”.

Argentina tiene un piso estructural de pobreza de entre 25% y 30%. Para romperlo “se necesita multiplicar los empleos medianamente productivos en pequeñas y medianas empresas. En este sentido, se requiere confianza, crédito y mercados de bienes y servicios en expansión en el mercado interno. Pero no parece ser ese el horizonte en el corto o mediano plazo”, sostuvo Salvia.

En tanto, Tornarolli aseguró que “tiene que crecer la economía durante varios años, no necesariamente a tasas chinas, pero sí sostenidamente. Hoy por hoy estamos varios puntos por debajo del PBI per cápita registrado en 2017 y 2011, los 2 picos anteriores. Hasta no llegar a esos niveles, no se va perforar el 25%”.

El Banco Mundial había hecho una serie de propuestas de políticas públicas que permitirían reducir la pobreza, al atacar los obstáculos estructurales que enfrentan los hogares para la generación de ingresos:

  • Potenciar el desarrollo de capital humano con acciones diferenciadas según las necesidades de la población en distintos contextos y áreas geográficas
  • Promover la inversión en educación, salud y seguridad de las personas, con un mejor balance en recursos destinados a los niños y adolescentes para frenar la transmisión intergeneracional de la pobreza
  • Potenciar la generación de empleos de calidad aprovechando sinergias de las oportunidades locales y globales

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