"Cada vianda es un alivio": la dura realidad de 10.000 riograndenses que asisten a comedores

Silvia Dopozo, referente del comedor "Manitos con Harina" de Río Grande, alertó sobre la creciente demanda de ayuda alimentaria, que cubren diariamente con 60 viandas, y destacó que, junto a otras cocineras comunitarias, impulsan un proyecto de ley para reconocer su labor y acceder a condiciones dignas. A su vez elevó un pedido solicitando frutas, verduras y productos de limpieza, esenciales para mejorar la asistencia a las familias.

Silvia Dopozo, referente del comedor "Manitos con Harina" ubicado en la calle Kau N°670 en el barrio Margen Sur de Río Grande, dialogó con Radio Provincia, donde expresó su preocupación por la creciente demanda y las duras condiciones que atraviesan quienes recurren a estos espacios de contención dado a que, diariamente, reparte 60 viandas y apoya a muchas otras familias con productos de primera necesidad. 

En primer lugar, Silvia Dopozo, representante del comedor "Manitos con Harina" relató “estamos en crisis, creo que todos los argentinos, y cuanto más los comedores. Cada vez que una persona pierde su empleo, busca lugares para sobrevivir, y muchos terminan en los comedores. Así es como los comedores enfrentamos una lucha diaria”, dijo al resumir la situación apremiante que viven muchas familias sin empleo, que encuentran en estos espacios un apoyo esencial.

Actualmente, "Manitos con Harina" asiste a 60 personas diariamente, aunque la cifra se multiplica cuando llegan familias a buscar provisiones “no todas las personas que vienen son desocupadas, pero el trabajo es cada vez más precarizado. Muchas personas no llegan a fin de mes y recurren a nosotros para poder llevar un plato de comida a la mesa", explicó. 

Según Silvia, el comedor atiende de lunes a lunes y ayuda, además, a quienes se acercan en busca de alimentos como fideos, harina o azúcar “el hambre no tiene días ni horarios", afirmó Silvia, al recordar que la necesidad no espera.

Ante esta realidad, Dopozo subrayó la importancia de formalizar el trabajo que realizan las cocineras comunitarias, en su mayoría mujeres “nosotras no tenemos sueldo ni obra social, y muchas veces sacamos de nuestros bolsillos para cubrir gastos de luz, gas o productos de limpieza. Necesitamos que se nos reconozca, porque este es un trabajo social fundamental".

Asimismo, Silvia enfatizó en que, además de entregar viandas, el comedor brinda un espacio de contención para quienes atraviesan momentos difíciles, actuando no solo como comedor, sino también como un espacio de apoyo emocional y social.

En este punto, Silvia mencionó que ella participó recientemente en una jornada municipal sobre cuidados igualitarios, y recordó una frase que resonó en el evento "¿Quién cuida a los que cuidan?". Esta pregunta refleja el sentimiento de muchas cocineras que dedican tiempo y esfuerzo en condiciones precarias “tenemos muchas obligaciones y ningún derecho", añadió.

A pesar de su dedicación, Silvia reconoció que en ciertos momentos ellas se sienten desbordadas y necesitan más apoyo institucional.

La realidad en los comedores revela una gran cantidad de niños entre los asistentes “cada comedor tiene muchos chicos. En el nuestro hay 25, pero hay otros con mucha más gente", señaló. La mayoría de quienes asisten son familias en situación de vulnerabilidad, a menudo encabezadas por mujeres solas que, aun haciendo trabajos esporádicos, no logran cubrir las necesidades básicas.

Con el apoyo de organizaciones sociales, Silvia y sus compañeras presentarán un proyecto de ley para reconocer la labor de las cocineras comunitarias en Tierra del Fuego, inspirándose en iniciativas similares en el ámbito nacional “no pedimos nada que no sea justo", sostuvo Doposo, refiriéndose a la necesidad de tener condiciones dignas, un salario y acceso a servicios de salud.

Por último, la referente destacó las necesidades más urgentes del comedor, siendo frutas, verduras y productos de limpieza “se habla de buena nutrición, pero nosotros aquí podemos ofrecer lo que llena el estómago. La fruta es un lujo, cuando llega al comedor, los chicos se desesperan por ella", con dicha solicitud, Silvia elevó un llamado a la comunidad a colaborar con el comedor. "Siempre estamos para recibir ayuda. Cualquier persona que quiera colaborar, puede contactarme al 2964-50-9580", concluyó.

En este contexto, Silvia y otras cocineras comunitarias solicitan el reconocimiento de su trabajo, que sostienen con esfuerzo y recursos propios, como un paso necesario hacia la dignidad y el alivio de la comunidad.

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