"Con ese criterio no tendría que existir la explotación petrolífera", dijo Gallardo sobre el ambientalismo extremo

En comunicación con FM Radio del Pueblo, el contador Ramón Gallardo analizó la aprobación de la modificación de la Ley 1355 de acuicultura, conocida como ley de salmonicultura. Durante la entrevista, expresó su postura a favor del desarrollo productivo con criterios de sustentabilidad ambiental, cuestionó la posición de sectores ambientalistas y criticó a legisladores de Río Grande que votaron en contra, en un contexto de fuerte crisis industrial y pérdida de empleo en la ciudad.

En primer lugar, Ramón Gallardo describió el complejo escenario productivo que atraviesa Río Grande, señalando que “esto surge al principio de que vos sabés realmente cómo está fundamentalmente Río Grande que no tenemos turismo” y advirtiendo que la situación industrial se agrava con el cierre de fábricas, al explicar que “de las diez textiles quedan cuatro, de las seis que habían sido aprobadas ya quedan cuatro, Blanco Nieve fue la última que levantó campamento”.

En ese sentido, sostuvo que la pérdida de beneficios torna inviable la permanencia empresarial, ya que “nadie se va a quedar en la provincia de Tierra del Fuego con la distancia que tenemos si le sacan los beneficios, lo va perdiendo con el tiempo”.

En continuidad, detalló cuáles son los beneficios del régimen industrial y por qué son determinantes, afirmando que “la liberación del IVA, la exención de no pagar impuesto a la ganancia y el más importante que es la exención de los derechos de importación de los insumos que utilizan para su producción” permiten sostener la actividad, y remarcó que la quita progresiva de estos beneficios impacta directamente en la competitividad de las empresas fueguinas frente a los productos importados.

Luego, Gallardo profundizó sobre la presión fiscal que enfrenta la producción nacional, señalando que “hay un estudio que se hizo en treinta países que representan casi un ochenta y nueve por ciento del producto bruto interno mundial” y que ese relevamiento determinó que “estamos en el número uno en el ranking a nivel mundial con un cincuenta coma siete por ciento de presión fiscal”.

En ese marco, explicó que “en criollo el cincuenta por ciento del precio de un producto son impuestos” y agregó que, a diferencia de otros países, “en veinticuatro de esos treinta países no existen ingresos brutos, no existe impuesto de sellos ni tasas municipales”, lo que deja a la producción fueguina en clara desventaja.

Al referirse al impacto social de este modelo, alertó sobre la caída del empleo industrial, indicando que “en el año dos mil quince había más o menos trece mil setecientos empleados y en el primer trimestre del veinticinco hay ocho mil setecientos”, lo que representa que “en el término de diez años el empleo en el subrégimen industrial cayó en más de un cincuenta y tres por ciento”.

A la par, advirtió que “en el mismo lapso tuvimos un crecimiento demográfico del cuarenta y seis por ciento”, lo que genera “dos cosas totalmente desproporcionadas” que profundizan la crisis local.

En ese contexto, Gallardo defendió la modificación de la Ley 1355 y el desarrollo de la acuicultura, afirmando que “todo esto es lo que nos lleva a nosotros a defender la acuicultura” y explicando que fueron invitados a la Legislatura donde “explicamos que no buscamos que se produzca contaminación ni cuestiones por el estilo”. 

Y remarcó "le dije que esto es una manera de crear empleo, que nosotros no buscamos la depredación, que apuntamos al cuidado del medio ambiente y a la sustentabilidad de la producción, y que hay que aplicar los cuidados respectivos, pero que estamos a favor”.

Asimismo, cuestionó las posturas ambientalistas extremas, planteando que “los extremos son malos” y ejemplificando que “con ese criterio no tendría que existir la explotación petrolífera, no podrían circular los autos porque son contaminantes, no podría haber animales en el campo”. En esa línea, sostuvo que “lo que pedimos es que con un criterio de sustentabilidad y cuidado del medio ambiente, si va a crear fuente de trabajo y existen organismos de control que deben aplicarlo, bienvenido sea”.

Más adelante, destacó el potencial de los proyectos de salmonicultura en tierra, aclarando que “no es en el mar, es en tierra, son pilotones” y explicando que este tipo de emprendimientos “tiene un efecto multiplicador”, ya que inicialmente “anda en veinte o veintidós personas” pero luego puede crecer, dado que “tendría su propia planta de procesamiento y todo el procesamiento del pescado”, lo que permitiría “llegar a más de sesenta o setenta empleados y depende del crecimiento”.

Por último, el contador Ramón Gallardo cerró con una fuerte reflexión social, afirmando que “hay chicos de dieciséis y diecisiete años que terminan el secundario y no encuentran trabajo” y que “las personas de cuarenta, cuarenta y cinco o cincuenta años prácticamente en Río Grande están jubiladas porque no los toma nadie”. En ese marco, concluyó que “la gente no quiere una bolsa de pan, quiere una fuente de trabajo” y que el objetivo central es “crear empleo, traer inversiones y darle una posibilidad real a los que vivimos acá”.