El declive de Pablo Moyano: pierde poder gremial y sus paros pierden fuerza

Moyano se ve desairado por la cúpula de la CGT, que negocia su propia agenda.

País22/11/202419640 Noticias19640 Noticias
Pablo Moyano

Pablo Moyano ha enfrentado una significativa derrota interna en el debate sindical sobre cómo abordar el gobierno de Javier Milei. El líder camionero había buscado el respaldo para convocar un paro general en diciembre, pero recibió una rotunda negativa de la cúpula de la CGT, que se inclinó por un enfoque más dialoguista con el gobierno.

Esta situación no fue del todo sorpresiva, ya que el fracaso del paro transportista del 30 de octubre ya había mostrado que el clima sindical no estaba dispuesto a una escalada de conflictividad. En ese paro, aunque Moyano y los sectores más radicalizados del sindicalismo intentaron oponerse a las reformas de Milei, la adhesión fue baja, y el gremio de colectiveros, que inicialmente había anunciado su participación, finalmente levantó el paro tras un acuerdo salarial.

El fracaso de esta medida fue significativo, pues además de la baja adhesión, evidenció la falta de unidad en el sindicalismo. Mientras Moyano y otros sectores más combativos insistían en un paro político contra Milei, los colectiveros se centraban en cuestiones salariales, lo que reflejó una desconexión entre los gremios.

A pesar de estos antecedentes, Moyano continuó buscando apoyo para nuevas medidas de protesta, pero su postura combativa no encontró respaldo ni en su propio entorno, incluyendo en su padre, el histórico Hugo Moyano.

Este fracaso se suma a una creciente división dentro de la CGT. Los sectores moderados, liderados por los "gordos" como Héctor Daer, mantienen una postura más conciliadora, priorizando el diálogo con el gobierno y evitando la conflictividad.

En contraste, los seguidores de Moyano, que se alinean más con el kirchnerismo, mantienen la presión para movilizarse. Sin embargo, la cúpula de la CGT ha reafirmado su apoyo al diálogo con el gobierno, describiendo al grupo de Moyano como una facción minoritaria que no representa la posición mayoritaria de los sindicatos.

Este cambio de postura en el sindicalismo refleja un contexto político diferente al de principios de año, cuando la CGT unificó su posición frente a las reformas de Milei y convocó paros generales. En esos momentos, el gobierno de Milei era percibido como una amenaza, especialmente con su reforma laboral y el impuesto a las Ganancias. Sin embargo, en la actualidad, la situación económica ha mejorado para los gremios, quienes han logrado aumentos salariales significativos, y el gobierno ha optado por hacer concesiones a la CGT para evitar más tensiones.

Esta división dentro del sindicalismo, entre los sectores más moderados y los más radicalizados, juega a favor del gobierno de Milei. Mientras los gremios más poderosos logran acuerdos con el gobierno, los sectores de Moyano quedan cada vez más aislados, y sus medidas de protesta pierden fuerza. A

demás, esta fractura dentro del movimiento sindical le permite al gobierno de Milei mantener una imagen de firmeza, posicionando a figuras como Moyano como enemigos políticos, lo que refuerza su apoyo entre los sectores más liberales y conservadores de la sociedad.

Así, la división sindical no solo debilita las medidas de protesta, sino que también contribuye a consolidar la estrategia política de Milei.

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