Encuentran microplásticos en focas de la Antártida

Un equipo del CONICET participó, junto a colegas de Brasil, en la determinación de la composición química de las partículas halladas: había polímeros y pigmentos utilizados en la industria del plástico, textil, alimenticia, de embalaje y de la construcción.

País09/07/202419640 Noticias19640 Noticias
Foca

La visión de la Antártida como un entorno prístino y sin intervención humana es, lamentablemente, un mito. Argentina, que estableció la primera base permanente en 1904, y la creciente conectividad global han hecho que la región no esté exenta de la contaminación. La reciente investigación, con participación del CONICET, ha demostrado la presencia de microplásticos en las heces de focas de la península Antártica, como publicado en la revista Science of the Total Environment. Las partículas fueron halladas en todas las muestras analizadas.

El estudio abarcó tres especies de focas: cangrejera (Lobodon carcinophaga), leopardo (Hydrurga leptonyx), y de Weddell (Leptonychotes weddellii), con 29 muestras de excrementos. Se encontraron partículas menores a 5 mm, principalmente de poliestireno, poliésteres (incluyendo PET), poliamida, polipropileno y poliuretano, materiales usados en diversas industrias. Los especialistas del CONICET, Lucas Rodríguez Pirani y Lorena Picone, realizaron los análisis químicos en el CEQUINOR y el Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón en Brasil.

Además de los polímeros, se detectaron pigmentos comunes en la industria textil y plástica, y negro de carbón, un subproducto de combustión. La bióloga Julieta Cebuhar, autora principal del estudio, realizó la toma de muestras en la Antártida. La investigación resalta que las focas leopardo ingieren residuos plásticos más grandes que las otras especies, aunque actualmente no se puede afirmar que afecte su salud, siendo necesario un monitoreo continuo.

La dieta de las focas cangrejeras incluye principalmente kril antártico, mientras que las focas leopardo y de Weddell se alimentan de peces y cefalópodos. Javier Negrete, del Programa de Mamíferos Marinos del Instituto Antártico Argentino (IAA), explica que estas especies, al ser predadores tope y mesopredadores, son bioindicadores del ecosistema. La presencia de microplásticos en sus heces podría indicar una mayor contaminación de lo estimado en la región.

Rodríguez Pirani señala que el impacto humano en la Antártida proviene de actividades como el turismo, la pesca y, en menor medida, de las bases científicas. Además, menciona la llegada de microplásticos secundarios desde otros continentes. Estos plásticos, que pueden absorber contaminantes orgánicos persistentes, representan un riesgo adicional para la fauna.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se producen más de 430 millones de toneladas de plástico al año, la mayoría de uso único y desechable, gran parte del cual termina en los océanos. Esta investigación, parte de la tesis doctoral de Julieta D. Cebuhar y del Programa de Mamíferos Marinos del IAA, destaca la necesidad de estrategias efectivas para la conservación del ecosistema antártico.

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