Guerra entre Rusia y Ucrania: los motivos y claves del conflicto

La guerra entre Ucrania y Rusia es ya una realidad. En la madrugada del jueves 24 de febrero, el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó un mensaje anunciando el comienzo de un ataque masivo de sus fuerzas armadas en Ucrania. «De conformidad con el Artículo 51 de la Carta de la ONU, con la aprobación del Consejo de la Federación –Cámara Alta rusa-, he decidido llevar a cabo una intervención militar especial», declaró el presidente.

Tanques rusos han penetrado a través de Bielorrusia y Crimea al territorio vecino ucraniano. Kiev ha amanecido con el sonido de las sirenas antiaéreas. El presidente Volodomir Zelenski ha declarado la ley marcial en todo el territorio y ha asegurado que Ucrania se defenderá.

«El gobierno de Ucrania quiere la paz… Pero si somos atacados, si alguien intenta quitarnos nuestra tierra, nuestra libertad, nuestras vidas, la vida de nuestros hijos, nos defenderemos… Verán nuestras caras, no nuestras espaldas», aseguraba.

Según las autoridades ucranianas, al menos 40 ucranianos han muerto, incluidos 10 civiles. Las bajas rusas ascienden a 50, según las mismas fuentes.

Pero, ¿por qué ocurre todo esto? ¿Qué motiva a Rusia invadir Ucrania?

La expansión de la influencia de la OTAN

Ucrania es una exrepública soviética. No obstante, que el presidente Vladímir Putin pueda ser un nostálgico de la Unión Soviética, pese a su pasado de espionaje en la Alemania del Este, no parece ser el motivo del interés del Kremlin en el país vecino, con el que comparte unos 1.200 kilómetros de frontera.

Tampoco parece que su interés en el vecino sea el de ampliar su territorio o los recursos naturales de la Federación Rusa. La razón es totalmente política y viene dada por el temor de perder control sobre el Este de Europa.

Desde la llegada al poder de Zelenski en Ucrania, Kiev no ha dejado de llamar a las puertas de la Alianza Atlántica. Rusia teme que la OTAN esté tratando de extender su influencia sobre los territorios que siempre han estado a la sombra de Moscú.

Para tratar de evitar que finalmente su 'patio trasero' se integrara dentro de la OTAN, el Kremlin comenzó a concentrar tropas en su frontera con Ucrania para plantear la posibilidad real de una invasión. Con una invasión Putin trataría de evitar la anexión de su antiguo aliado en la institución militar occidental.

Así, el Kremlin aseguró que no llevaría a cabo ninguna acción militar contra Ucrania siempre y cuando la Alianza se comprometiera por escrito a que ni Ucrania ni ningún otro país de Europa del Este, como Moldavia o Georgia pudieran entrar en algún momento a formar parte de ella. Por otro lado, solicitó la retirada de los efectivos militares de la OTAN desplegados en los territorios más orientales, como Rumanía o Bulgaria.

Una muestra de poder

Por otro lado, Rusia quiere acabar con esa imagen de 'perdedor' que parece tener desde el fin de la Guerra Fría.

Con la invasión a Ucrania, el Kremlin estaría tratando de demostrar que es una potencia mundial y que puede competir con los gigantes del momento, como Estados Unidos, la Unión Europea o China. Además, parece tener la firme convicción de que el país liderado por Joe Biden no intervendrá tras las derrotas en Irak y Afganistán

Un conflicto que comenzó en 2014

El interés de Rusia en Ucrania no es nuevo. En el año 2013, con la llegada al poder en Kiev de Víctor Yanukóvich, Moscú vio la oportunidad de conseguir un mayor control sobre la ex república soviética. Así, el Kremlin ofreció al gobierno ucraniano una bajada de los precos del gas si el país entraba a formar parte de la unión económica possoviética.

El acercamiento de Yanukóvich al gobierno de Putin no gustó entre la población ucraniana y desencadenó una serie de protestas que se prolongaron durante meses. Finalmente, el presidente ucraniano huyó del país al mismo tiempo que en la capital de la península de Crimea, Semferópol, militantes prorrusos, con el apoyo de militares rusos infiltrados, comenzaban a enfrentarse a partidarios de la unidad de Ucrania.

El 16 de marzo de 2014 Rusia organiza en la península ocupada de Crimea un referéndum con la intención de anexionar el territorio. Moscú se hace con el control de esta zona ucraniana con el 97 % de los votos en medio de múltiples acusaciones de fraude. Tan solo dos días después Putin firma la incorporación de Crimea a Rusia, algo que la comunidad internacional nunca ha reconocido.

A pesar de las sanciones que imponen tanto la OTAN como la Unión Europea a Moscú, el Kremlin sigue en su empeño de hacerse con el control de Ucrania y envía tropas camufladas a la zona de Donbass para llevar a cabo la misma estrategia que en Ucrania.

En 2015 los acuerdos de Minsk logran calmar las hostilidades, a pesar de que Donetsk y Lugansk ya están bajo el control de administraciones prorrusas.

Así, no ha sido hasta el acercamiento de Zelenski a la OTAN cuando han saltado las alarmas en el Kremlin y finalmente la guerra ha comenzado.