Diabetes: crearon una prueba de saliva para reemplazar las pruebas invasivas

Buscan sustituir las prácticas con agujas que miden la glucosa en sangre Científicos australianos de la Universidad de Newcastle, de Nueva Gales del Sur, desarrollaron una prueba no invasiva para pacientes con diabetes que mide el azúcar en sangre a través de la saliva. Gracias al nuevo dispositivo, se podrá controlar los niveles de glucosa sin necesidad de sufrir el dolor de los pinchazos diarios.

Mundo 13/07/2021 19640 Noticias 19640 Noticias
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"Desarrollamos una forma de testear que es barato, fácil de producir y tiene la sensibilidad 100 veces mayor que un test standard de glucosa", explicó Paul Dastoor, profesor de fisica en la Universidad de Newcastle en Australia y director de la investigación por más de 20 años.

Muchas de las personas con diabetes intenta disminuir la cantidad de pruebas diarias debido a al dolor que producen los pinchazos para colocar una gota de sangre sobre una tira de reactivo. Al entender esta situación, la solución de los investigadores consiste en una tira que incorpora una enzima para detectar la glucosa en un transistor. El material utilizado es una tinta electrónica, lo que significa que los tests se podrán producir a escala masiva a través de impresiones de bajo costo.

Su funcionamiento consiste en colocar el dispositivo en la lengua y la glucosa oxidasa reacciona con la glucosa en la saliva para formar peróxido de hidrógeno. El peróxido de hidrógeno se “descompone” en iones de hidrógeno que generan una señal eléctrica, que puede ser captada, procesada y mostrada a través de una aplicación del celular.

"Es el Santo Grial de las pruebas de glucosa porque no es invasivo", mencionó Paul Dastoor y agrego que "Abre la posibilidad de hacer pruebas de glucosa en sangre indoloras y baratas”, agregó. "Desarrollamos una forma de testear que es barato, fácil de producir y tiene la sensibilidad 100 veces mayor que un test standard de glucosa".

El proyecto ya tiene asegurado un presupuesto de 4.7 millones de dólares provenientes de fondos australianos para instalar el circuito de producción. Se crearán cientos de millones de tests, si las primeras pruebas responden correctamente. Los investigadores estiman que podrían estar en el mercado en dos años, aproximadamente.

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