Los mapas argentinos que cambiarán la forma de ver la Antártida para científicos y militares

Se acerca la nueva campaña antártica de verano y, sin duda, será diferente para los científicos y militares que la integren: podrán ir con cartografía realizada en base a criterios que se ajustan a las necesidades nacionales. Uno de los valores agregados: los nombres de los lugares ya no serán extranjeros.

País17/11/202419640 Noticias19640 Noticias
mapa antartida

El Instituto Geográfico Nacional (IGN), responsable de la cartografía oficial de la República Argentina, se encuentra trabajando en una iniciativa que cambiará la forma de ver al sector antártico nacional y que, además, tendrá impacto en el modo de concebir nuestra Nación e identidad, en particular en la Antártida.

Bajo la premisa de que uno “no quiere lo que no conoce”, el organismo reunió a un grupo de científicos y militares especializados en la temática para trabajar en la confección de un mapa oficial que no solo contenga información útil para los investigadores que se despliegan en el continente blanco, sino que, además, incluya topónimos nacionales.

¿Qué papel tiene el IGN? El organismo dependiente del Ministerio de Defensa configura los mapas y convoca a las otras instituciones para avanzar en la cartografía unificada y con mayor detalle de las zonas. Finalmente, enviará personal técnico para brindar apoyo a los investigadores que, en la próxima campaña, estarán empleando los nuevos mapas.

¿Por qué se necesitan nuevos mapas de la Antártida?

“Siempre se trabajó en ámbitos estancos. Los científicos iban por su lado y nosotros, el IGN, estábamos cuando nos requerían”, contó a DEF el coronel (retirado) Jorge Horacio Machuca, director del Instituto Geográfico Nacional, sobre esta iniciativa.

Además, contó que el mapa no es simplemente información impresa: “Es un sistema de datos geográficos digitales que están georreferenciados. Es todo un paquete con datos. Por eso, en él, está trabajando un equipo multidisciplinario”.

Además, el oficial del Ejército Argentino subrayó que, en este trabajo, también participan las Fuerzas Armadas, ya que los efectivos del Comando Conjunto Antártico (dependiente del Estado Mayor Conjunto de las FF. AA.) y del Servicio de Hidrografía Naval colaboran en la confección del nuevo material.

El objetivo: contar con un producto que pueda ser funcional a todos los científicos. “Es fabuloso poder interrelacionarnos y es interesante porque, si ellos no nos dicen cuál es la necesidad, se hace más difícil”, añadió.

Además, el responsable del IGN contó que, en el presente, se logró que aquellos que necesitan los mapas y quienes los confeccionan puedan sentarse en la misma mesa: “Hoy estamos a punto de conformar la primera misión que irá a la Antártida con cartografía confeccionada por estos equipos con el objetivo de que puedan realizar su trabajo de la mejor manera”.

Cabe destacar que no es la primera vez que este organismo trabaja en esta temática. Desde hace tiempo, vienen trabajando sobre un Atlas de la Antártida, proyecto que, en cierta manera, puso de relieve la necesidad de contar con este tipo de mapas.

“Es sentar precedente y soberanía”

¿Cuál es el modo de trabajo? Los científicos asisten a las reuniones programadas en el IGN y, con sus aportes, se va confeccionando la nueva cartografía. Además, en ese trabajo, también se identifican los diferentes puntos con topónimos nacionales. “Eso es sentar precedente y soberanía. Es algo sumamente importante”, detalló Machuca, quien también advirtió que, además, es un aspecto clave para el trabajo de la Cancillería. Por ejemplo, muchos de los antecedentes considerados en los reclamos por las islas Malvinas son cartográficos.

“Es importante que todo quede registrado. Por eso, el valor de poner topónimos nuestros. Porque, en este momento, si vas a la Antártida, los mapas contienen nombres en otros idiomas. Y nosotros estamos allí desde hace varios años”, contó el coronel.

A su lado, el teniente coronel Facundo Casasola, una de las figuras claves en esta iniciativa, agregó que este proyecto tiene una finalidad primordial: hacerles llegar a los argentinos los productos geoespaciales y geográficos que describen nuestro territorio en detalle.

“Todo lo que se va a hacer en la Antártida figura en el Plan Anual Antártico Argentino. Eso hace que sea sostenible, que plasme la soberanía y que sea una política (o un plan) dentro de lo que son las instituciones”, comentó Casola, quien también subrayó que, en poco tiempo, se podrá hacer la validación de estos productos cartográficos sobre el Continente Blanco.

El paso a paso en la confección de los nuevos mapas

El resultado del trabajo multidisciplinario se verá reflejado en los mapas que, desde ahora, comenzarán a utilizar los distintos organismos que trabajan en la Antártida, como el CONICET, el Servicio de Hidrografía Naval, la Dirección Nacional Antártica, el Instituto Antártico, el Instituto Geográfico Nacional, el Instituto Geográfico Militar y el Servicio Geológico Minero Argentino.

Justamente, las mesas de trabajo que se realizan buscan que ya se comience a trabajar con cartografía propia (si bien está en revisión, el IGN está trabajando para su aprobación), que será la base para los futuros trabajos que se realicen en el Continente Blanco.

Pero ¿cuáles son las etapas de esta iniciativa? Según el personal del IGN, primero hay que ir a la Antártida para poder llevar adelante los vuelos con sensores o con cámaras aerofotogramétricas (que están apoyados por estaciones GPS o GNSS) para poder registrar, en detalle, el terreno.

Luego, con los datos obtenidos, se realizan productos con imágenes de alta resolución (con un píxel de cuatro o cinco centímetros) que describen los objetos espaciales de las estructuras o comportamientos de las geologías y cuestiones vinculadas a la biología en el lugar. Justamente, en esta etapa, los científicos desempeñan un papel clave, pues son ellos los que deben identificar los datos necesarios y requeridos para sus áreas de trabajo.

“Sobre esas imágenes, se hace un producto cartográfico de línea y los científicos recolectan información con un procedimiento ya estandarizado entre las instituciones. Ello se incorpora a una base de datos geoespacial para la producción de aquellos productos cartográficos de línea que describen los objetos espaciales de las diferentes ciencias”, explicó el teniente coronel.

Además, sobre los nuevos mapas, dijo: “También buscamos incorporar los topónimos que reflejen la identidad del Estado argentino y que puedan ser una referencia para los investigadores”.

“Estamos trabajando juntos por el bien de Argentina”

“Antes, las organizaciones contaban con mapas que tenían otros detalles. Entonces, cuando ellos iban a campo, no tenían cartografía de detalle en la misma escala para capturar y poder hacer sus mapas. Por eso, usaban la de otros países”, contaron desde el predio de Palermo.

En diálogo con DEF, Juan Manuel Lirio, del Instituto Antártico Argentino, explicó que el organismo del que depende apunta a orientar la investigación en el Continente Blanco: “En la parte de Ciencias de la Tierra, teníamos proyectos para mapear el sector antártico argentino, pero, muchas veces, no los podíamos concretar porque, por ejemplo, para hacer un mapa, necesitás topónimos. Entonces, tratamos de reunir a los actores. La cabeza de playa la está haciendo el Instituto Geográfico Nacional al confeccionar el mapa. Lo bueno es que todos estamos trabajando juntos por el bien de Argentina”.

Por su parte, María Luz Abbeuto, de la Dirección Nacional del Antártico, contó que, desde su área de trabajo (el programa de Gestión Ambiental y Turismo), participan del intercambio de información, ya que luego deben llevarlo al sistema del Tratado Antártico para darle visibilidad.

Desde el IGN, también contaron que otra de las aplicaciones de los mapas es que pueden emplearse para generar rutas de evacuación.

Nombres con sello nacional: “Ahora podemos tener una base oficial”

Dolores Puente, responsable del área geográfica del IGN, contó que, como el Instituto trabaja en la toponimia de todo el país, también le corresponde hacerlo sobre el sector antártico argentino. “Ahora podemos tener una base oficial de nombres. Y, cuando existe algo sin nombre, se puede armar un procedimiento de nominación”, agregó.

“Estamos tratando de compatibilizar, en una misma base de datos, todas las acepciones posibles para que, como argentinos, podamos identificar eso como corresponde”, añadió Silvina López, también del IGN.

Según los expertos, si uno ingresa en el nomenclador del Sistema del Tratado Antártico para buscar la denominación de un lugar o accidente geográfico, suele suceder que los nombres ya han sido colocados por otros países. “Eso, a nivel de soberanía, nos termina jugando en contra”, confesaron, no sin antes aclarar que aparecer en el sistema nos brinda visibilidad y representación (más allá de que, con el Tratado, la Antártida es una causa internacional).
A partir de ahora, con la nueva cartografía y un software gratuito, los argentinos podrán conocer el Continente Blanco y tener su corazón también ahí.

Según el teniente coronel Casasola, uno de los aspectos más importantes de esta iniciativa es que responde a la necesidad de descripción geoespacial.

¿Por qué no contábamos con este material? Básicamente, porque, a lo largo de los distintos gobiernos, la política antártica fue variando en el tiempo y porque, además, no teníamos los equipos necesarios para llevar adelante este trabajo con el nivel de detalle requerido.

“Por mi lado, estoy orgulloso de formar parte de este equipo de trabajo integrado por expertos en temas antárticos. Además, el IGN integra varios proyectos, como el estudio de comportamiento de los glaciares y los relevamientos con drones y apoyo geodésico. Esto no se podría concretar sin la interacción interagencial”, concluyó.

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