La citó, engañándola, en Guido Spano, un paraje rural cercano a la ciudad bonaerense de Rojas, donde vivían ambos. Desde el 5 de febrero, Matías Martínez, oficial de la policía, de 25 años, tenía una restricción perimetral que le impedía acercarse a Úrsula Bahilo, de 18. Horas más tarde, encontraron su cuerpo. Estaba llena de cortes, murió apuñalada.

La policía local "aprehendió en flagrante delito al sospechoso, quien presta servicios en el Destacamento Covico del partido de San Nicolás", indicó El Tiempo Pergamino. El hombre quedó detenido.

Tras conocer la noticia, la familia convocó a reunirse frente a la comisaría municipal. Se acercaron decenas de personas. Reclamaban justicia por la joven, hija de un comerciante, que había hecho varias denuncias contra el principal sospechoso del femicidio. La situación se hizo cada vez más tensa y la policía respondió con balas de goma y gases lacrimógenos.

“Hace meses habíamos denunciado el hostigamiento de esta persona hacia mi hija. Hasta un fin de semana fuimos a la Comisaría de la Mujer y nos mencionaron que no tomaban la denuncia porque era fin de semana”, le dijo Patricia Nassutti, la mamá de Úrsula al medio local Rojas Ciudad.

“Les pido que se queden hasta que bajen todas las autoridades, para que haya justicia”, dijo la mujer. “Mi esposo rompió todo, se lastimo, por eso estoy sola”, agregó.

Los vecinos esperaban alguna respuesta por parte de las autoridades. Según medios locales, con la impaciencia empezaron a golpear las ventanas. La policía respondió con balas de goma. Los vecinos tiraron piedras hacia la dependencia.

Una camioneta policial Toyota Hilux que estaba estacionada frente a un colegio, terminó incendiada. La empujaron hacia la dependencia policial.