La inspiradora historia de la mujer de la Fuerza Aérea que trajo el F-16 de Dinamarca a la Argentina
La mayor González viajó a Dinamarca para ser parte del traslado a la Argentina del primer F-16. Su presencia en esa misión revela lo lejos que llegaron las mujeres en las Fuerzas Armadas.
Si hablamos de las mujeres en el ámbito militar, sabemos que supieron abrirse camino, romper varios techos de cristal y, por su profesionalismo, mérito y capacidad, llegaron a ocupar cargos que, en otros tiempos, estaban reservados para los hombres.
Ellas, desde dentro, supieron ganarse un lugar en las instituciones castrenses y lograron hazañas únicas. Incluso, aceptaron los desafíos físicos que la profesión exige.
Por su parte, las instituciones acompañaron esa evolución con la apertura de mayores posibilidades profesionales.
En el presente, en las Fuerzas Armadas, muchas de ellas llegaron a ser jefes de unidades militares, vuelan aviones de caza, son cazadoras de monte, buzos, y, desde el año pasado, hasta hay una comando.
Y, sin ir más lejos en el tiempo, la presentación del primer F-16 llegado al país (desde Dinamarca) también tiene que ver con la historia de una de ellas: la mayor María Fernanda González Erben.
DEF se trasladó a las oficinas del Programa F-16 en el edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea Argentina, para conocer su historia personal, profesional y familiar. Alerta de spoiler: es el relato de un sueño que pudo ser cumplido gracias a su propio mérito.
En los preparativos para el traslado del F-16
La mayor Fernanda González Erben es oficial logística del Programa F-16. “Dentro del programa, hay diferentes departamentos y divisiones, una es la logística y material. En esta última me desempeño junto a la suboficial principal Noelia Lugones. Justamente, esta división es la responsable de la cadena de suministro del avión F-16”, contó, no sin antes aclarar que el rol que cumple requiere de la colaboración de un equipo de varios profesionales militares.
De hecho, su imagen se viralizó en 2024, cuando fue noticia la preparación del F-16B MLU Block 10 para su posterior traslado a Argentina: ella fue una de las que participaron en ese proceso y, en la foto, se la veía junto a una de las partes del avión que serían enviadas por vía marítima al país. “La primera tarea fue traer el material desde Dinamarca para, luego, ser presentado, ya ensamblado, en la ceremonia del 24 de febrero pasado. Fue una responsabilidad y un desafío muy grande. Pero esta división, la logística, se apoya en otros organismos de la Fuerza, como el Comando de Material”, contó a DEF.
Según detalló, en aquella oportunidad, debió viajar para estar a cargo del traslado de cada elemento. Y, ya en Argentina, el trabajo siguió siendo demandante: se debió nacionalizar el material y, posteriormente, se lo tuvo que enviar de forma terrestre a Tandil. “En esos días, trabajé a la par de la suboficial principal Lugones y del personal del Comando de Material. Hacemos un equipo muy bueno”, resumió.
El detalle: el F-16B MLU Block 10 llegó cerca de Navidad y Año Nuevo. Y, hasta su presentación, en la Fuerza Aérea, el verano se vio interrumpido por todos los preparativos necesarios para poder ensamblar la aeronave. Sin embargo, esas dos mujeres no se detuvieron ni un minuto. “Estuvimos pendientes del arribo del buque. Siempre comprometidas con el objetivo y conscientes de que esto es un hecho histórico. Finalmente, el 31 de diciembre nos avisaron que había llegado”, confesó desde el Cóndor.
Ser parte del Programa F-16
La Fuerza Aérea Argentina vive un momento histórico y sus miembros se sienten orgullosos de la compra de los aviones F-16, más aún porque fue un sistema de armas buscado durante muchos años y que, finalmente, pudo ser adquirido gracias a un minucioso trabajo de análisis realizado por la institución.
Por eso, cuando a Fernanda la llamaron para integrar el Programa F-16, se sorprendió. “No lo esperaba. Me llamaron para una entrevista cuando yo estaba en otro puesto. Me pregunté si había ocurrido algo, porque no sabía de qué se trataba. Fui a la entrevista y, luego, salió el mensaje de que me venía destinada acá”, contó.
“Es un honor muy grande para mí, porque uno es testigo de todo lo que se está llevando adelante. Es un cambio trascendental para la institución. El F-16 trae capacidades nuevas que nos van a poner a un primer nivel”, subrayó, no sin antes contar que vive al máximo el momento que atraviesa la Fuerza: “Lo estoy disfrutando. Es una responsabilidad y una presión que me autoimpongo para que todo salga de la mejor manera. Y, en esto, es importante el trabajo en equipo”.
El desafío de conciliar el trabajo con la maternidad
Paralelamente, mientras esperaban el arribo de los materiales trasladados desde Dinamarca, Fernanda celebraba las fiestas junto a su marido (también integrante de la Fuerza Aérea) y sus cuatro hijos (de 10, 8, 7 y 4 años). ¿Pensaban en las vacaciones que se tomarían? En lo más mínimo. Sabían que, una vez que el avión llegase a destino, ella debía ser parte de los preparativos para el armado (que concluyeron con la presentación oficial del 24 de febrero): “Mi familia sabe lo que ocurre y acompaña bastante ese proceso. Esto, que es una responsabilidad muy grande, se suma al desafío de poder conciliar el trabajo con el ser madre. Es muy complicado, pero se logra con el apoyo de la familia. Mis hijos están acostumbrados, porque mi marido también es militar. Ahora, con este nuevo rol dentro de la institución, él me acompaña más en lo que respecta a la organización del hogar. Antes, me tocó suspender la carrera para acompañarlo a él”.
El dato: tiempo atrás, Fernanda pausó su carrera militar durante tres años porque su marido tuvo que cumplir funciones en uno de los destinos que tiene la Fuerza Aérea. “Yo elegí acompañarlo a él simplemente porque uno pone prioridades. Para mí, esa fue una oportunidad de desarrollo para la carrera de mi marido y, personalmente, para yo poder dedicarme a mis hijos. Y la aproveché”, contó.
¿Piensan que es inspirador para ellos ver sus logros? “Yo creo que es lo que lo hace más fácil, ellos lo entienden y también sienten la pasión con la que uno trabaja. Ellos terminan recibiendo eso. Incluso, cuando tuve que ir a Tandil por la presentación del F-16, ellos directamente me preguntaron si iba para trabajar con el avión… No saben bien cuál es el avión, pero, luego de la ceremonia, aproveché a mostrarles lo que había salido en los medios y miraban asombrados”, respondió Fernanda, no sin antes contar que la mayor de sus hijos ya les dijo que de grande quiere ser ingeniera aeronáutica: “Absorben todo esto y, de hecho, yo también lo absorbí de mi papá”.
“En ese evento, conocí lo que es una fuerza aérea”
Fernanda es la cuarta de cinco hermanos de una familia militar: su papá, suboficial mayor (retirado) del Ejército Argentino, peleó en la guerra de Malvinas como integrante de la Compañía de Comandos 601.
Ella nació unos años después del conflicto en el Atlántico Sur. “Mi papá tiene un perfil muy bajo. No habla de sus logros. Un día, mientras ayudaba a mis padres en una mudanza, descubrí los diarios de guerra que había escrito. Me fui enterando de lo que sucedió a través de ellos”.
Fue en una de esas mudanzas de su padre cuando, durante su infancia, Fernanda se trasladó con su familia a Canadá.
Allí, con tan solo 12 años, asistió a una feria con un show aéreo: “Estaba asombrada por todos esos aviones juntos. Eso me despertó interés. En ese evento, conocí lo que es una fuerza aérea. Más tarde, ya viviendo en Córdoba, me presenté a rendir en la Escuela de Aviación Militar. Pensé que no iba a quedar, porque los exámenes son muy rigurosos. Pero un día me llegó la notificación por carta: lo había logrado. Fue una alegría para mí y para toda mi familia, que siempre me apoyó, en especial mi hermana, Mercedes”.
¿Por qué su hermana? “Es la más grande y quizá es la que más ganas tenía de ser militar. Pero, en esa época, no pudo hacerlo. Entonces, todos sus deseos me los transmitió a mí y me apoyó muchísimo. Finalmente ella, que ya había obtenido el título de licenciada en Marketing, pudo ingresar al Ejército cuando se abrió el ingreso a las mujeres. Hoy es del arma de Ingenieros. Recuerdo que, para ingresar a la Escuela de Aviación, me dieron una lista de cosas. Ella recién estaba comenzando a trabajar en ventas y me la pidió, me dijo que se iba a encargar de comprarme las cosas”, respondió.
Sobre aquel legado vocacional que recibió de su papá, Fernanda recuerda uno de los consejos y valores más importantes que heredó: “Él me inculcó mucho la honestidad, el ser proactiva, la importancia de la familia y el profundo amor a la patria. Cuando tengo situaciones complicadas le consulto, y él me dice que todo pasa. Que tengo que sentir que cumplí con el deber y que hice todo lo que estaba a mi alcance. En definitiva, poner el mayor compromiso en cada etapa, porque, cuando uno ama lo que hace, lo tiene que dar todo”.
“El límite se lo pone uno”
“En toda esta trayectoria, el desafío más grande fue conciliar la vida familiar con la profesional. Con respecto a lo profesional, siempre uno puede mejorar con capacitación y aprendizaje. En ese sentido, siempre hay que mantenerse actualizado. En lo familiar, obviamente es más complicado porque no sabés cuándo vas a volver a tu casa o en qué horario y, aun así, intentás organizar todo y evitar que alguien pague los platos rotos de uno. Es decir, que ningún miembro de la familia lo sufra. Que entonces, por priorizar las carreras nuestras, ellos eviten disfrutar de su niñez. Tratamos de que eso no suceda”, reconoce Fernanda, al tiempo que destaca que la clave, en ese sentido, fue el trabajo en equipo con su marido.
Sobre ser mujer en la Fuerza Aérea, Fernanda fue contundente: “Hay muchas oportunidades. El límite se lo pone uno. Hay mujeres muy capaces que pueden llegar donde se lo propongan. Siempre, a la larga, sale a la luz la idoneidad que tienen”.
En ese sentido, contó que una de las mayores oportunidades que a ella le dio la Fuerza Aérea es la de poder capacitarse para estar a la altura de los desafíos. “Me gustaría poder terminar esta etapa siendo parte de este sistema de armas, quisiera verlo operar. Al menos, seguir hasta que lleguen los que vendrán en vuelo. Ese sería el cierre de esta etapa”, concluyó.
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