El programa de reciclado de la Fundación Garrahan cumple 25 años ayudando a los niños de todo el país
Desde su creación en 1999, el proyecto promueve el reciclado de papel, tapitas, llaves y latas de aluminio para cuidar el medio ambiente y la salud. Cómo fue la increíble expansión en Argentina y por qué las nuevas generaciones son el motor de cambio.
Hace varios años, en un rincón de La Rioja, en Argentina, un pequeño paciente del Hospital Garrahan decidió que haría todo lo posible por colaborar con el centro médico que tanto lo había ayudado. En su casa, junto a su familia, criaba pollitos que, al crecer, se convertían en parte del sustento alimenticio del hogar.
Sin embargo, los pollitos empezaron a desaparecer. Su padre, perplejo, asumió que los perros de la familia eran los responsables, hasta que descubrió que la situación era otra. El niño, en realidad, llevaba los pollitos a su escuela y los regalaba a sus compañeros a cambio de tapitas plásticas, todo para colaborar con el Programa de Reciclado y Medio Ambiente de Fundación Garrahan, que este año celebra su 25º aniversario.
Esta historia, relatada por Patricia Gavilán, coordinadora del programa, es solo una de las muchas anécdotas que contó en diálogo con Infobae, que demuestran el profundo impacto social del proyecto. “Hoy, cuando alguien ve una tapita, piensa en los niños del Hospital Garrahan. Cambiaron su significado por completo”, señaló Gavilán.
El Programa de Reciclado y Medio Ambiente de la Fundación Garrahan nació el 7 de septiembre de 1999, con la meta de colaborar en la recolección de materiales reciclables para financiar diversas iniciativas del hospital y, al mismo tiempo, promover el cuidado del medio ambiente.
Con el tiempo, el programa se expandió por todo el país, con la recolección desde papel y tapitas de plástico hasta latitas de aluminio, llaves de bronce, radiografías y CDs.
Al cumplirse un cuarto de siglo desde su creación, el programa registra números impactantes: se reciclaron 142.000.000 kilos de materiales, lo que permitió una mejora en la infraestructura del hospital, la capacitación de profesionales médicos y el sostenimiento de Casa Garrahan, un hogar temporario para niños y adolescentes en tratamiento.
“Sin ese primer sí, todo habría pasado sin pena ni gloria”, comentó Gavilán al recordar cómo comenzó todo hace 25 años. Fue durante una reunión de amigos que surgió la idea: recolectar papeles para el hospital. Lo que inicialmente fue una tímida propuesta, se convirtió en uno de los proyectos de reciclado más emblemáticos de Argentina.
“El Consejo de Administración dijo que sí, que si no teníamos que poner plata, lo probáramos. Y así arrancamos, con mucho esfuerzo y con el respaldo de la comunidad”, explicó Gavilán.
El programa también recicló más de 7.542.000 kilos de tapitas, que equivalen a 3.016.800.000 unidades, es un ejemplo claro de la magnitud de la iniciativa. Pero hay más.
Gavilán da otros números sorprendentes que consiguieron en estos 25 años: “Llevamos recuperadas 142.000 toneladas, 142 millones de kilos de materiales, que equivalen a llenar 13 estadios de fútbol hasta arriba. Esos son toneladas de materiales que no fueron a parar a la basura”.
Otros logros de estos años de trabajo en la concientización del reciclado es que “hay mucha más gente que entiende que, aparte de ayudar a los pibes del hospital, también estamos ayudando al planeta”, sostuvo la coordinadora del proyecto.
Concientización sobre medio ambiente y salud
Uno de los aspectos más valiosos del Programa de Reciclado es su capacidad para educar y concientizar a la sociedad sobre la importancia de la solidaridad y el cuidado del planeta. Como mencionó Gavilán, el programa sirvió como una herramienta para educar a la población sobre el reciclado, una práctica que, hace 25 años, no tenía el mismo nivel de visibilidad ni comprensión.
“Hace 25 años, ni siquiera existía el término responsabilidad social empresarial y tampoco se hablaba tanto del cuidado del medio ambiente”, explicó.
El compromiso con el medio ambiente también tiene una relación directa con la salud, especialmente la de los niños. Según Gavilán, “el 45% de las enfermedades en los niños están relacionadas con la exposición a riesgos ambientales que podrían prevenirse”.
La contaminación del aire y del agua son solo algunos de los factores que afectan gravemente la salud de los más pequeños. Para Gavilán es fundamental reducir la contaminación y promover el reciclado para proteger el planeta y resguardar la salud de las futuras generaciones.
A lo largo de estos 25 años, el programa logró generar una conciencia ambiental que trasciende la simple recolección de materiales. La importancia de cuidar el planeta permitió que millones de personas se involucren en un proyecto que tiene un impacto directo en la salud de miles de niños, con el objeto emblema: las tapitas plásticas.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer. “Hay mucha más gente que entiende que, aparte de ayudar a los chicos del hospital, también estamos ayudando al planeta. Pero aún queda trabajo por delante”, reconoció Gavilán.
Transformar todo en salud
El programa logró permear en las comunidades de todo el país, con 950 puntos de recolección distribuidos en 480 ciudades. Estos puntos permiten a individuos, empresas e instituciones educativas acercar sus donaciones de materiales reciclables.
“Todos estos materiales vuelven a la cadena de consumo, transformados en nuevos productos. Por ejemplo, los papeles se transforman en servilletas de papel, rollos de cocina, papeles para baños”, dijo Gavilán.
Los fondos obtenidos a través del reciclado se destinan a la compra de equipamiento para el hospital, la financiación de Casa Garrahan y la capacitación continua de los profesionales médicos. Además, los productos fabricados con las tapitas recicladas, como ladrillos, perchas y baldes, están disponibles para su compra en la Tienda Solidaria de la fundación.
El proceso detrás del reciclado es extenso y minucioso. Cada material recolectado se clasifica, se procesa y se transforma en nuevos productos. Las tapitas, por ejemplo, pasan por un molino en la sede de la fundación en Parque Patricios, donde se convierten en pequeños fragmentos de plástico llamados pellets, que luego se utilizan para fabricar objetos como ladrillos, baldes, perchas y ahora autos andarines caminadores.
“Nosotros transformamos todo en salud”, enfatizó Gavilán, y subrayó que lo que para muchos puede ser basura, en la fundación y en el Hospital Garrahan se convierte en una oportunidad para mejorar la vida de los niños.
¿En qué se transforman todas esas tapitas? Las tapitas plásticas recolectadas, por ejemplo, son procesadas y convertidas en pequeños fragmentos llamados pellets, que luego se utilizan para fabricar objetos como ladrillos, perchas, baldes, y hasta mobiliario infantil como banquitos y mesas
Para generar el cochecito andarín se necesitan 855 tapitas plásticas; un balde de ladrillitos requiere 220; un juego de encastre, 424; y las perchas entre 32 y 64 tapitas cada pack por dos. Además, los CDs y DVDs reciclados, hechos de policarbonato, se convierten en cajas para instalaciones eléctricas y zapatillas para enchufar.
Y las llaves de bronce se reutilizan para crear manijas y griferías, y las latitas de aluminio son transformadas en perfiles para ventanas y puertas.
La financiación obtenida a través del programa de Reciclado de la Fundación Garrahan es fundamental para mejorar la atención de los niños y adolescentes que se tratan en el hospital. Los fondos recaudados permiten adquirir equipamiento médico esencial, sostener el funcionamiento de Casa Garrahan, un hogar para pacientes que requieren tratamientos prolongados, y otorgar becas para la capacitación continua de los profesionales de la salud.
Además, gracias a estas acciones, muchos niños reciben tratamientos y cuidados especializados que, de otro modo, no estarían disponibles. Cada material reciclado contribuye directamente a mejorar la calidad de vida de los pacientes del hospital.
Pequeñas acciones para empezar a reciclar y crear un futuro
“Cambiar hábitos en los seres humanos es uno de los retos más difíciles que puede haber”, señaló Gavilán. Sin embargo, el programa logró inculcar en los niños la importancia de separar los materiales reciclables desde temprana edad. “Es genial cuando un chico empieza a crecer con este hábito, porque no tiene que cambiarlo más adelante. Ya viene educado de esa manera”, dijo.
De cara al futuro, el desafío es continuar expandiendo el programa, involucrar a más personas y sumar nuevos materiales para reciclar. “Lo primero es tener ganas”, comentó Gavilán cuando se le pregunta cómo comenzar a participar.
Un simple gesto como separar una tapita o un papel puede marcar una gran diferencia. Y es que, como señaló, “juntar una tapita, juntar un papel, una llave o una placa radiográfica es una manera de transformar algo tan simple en una oportunidad de salud para los niños del Hospital Garrahan”.
En la conversación, Gavilán recordó otra historia relacionada con el Programa de Reciclado y Medio Ambiente de la Fundación Garrahan. Ramón Garaycochea, un voluntario de Formosa, es otro ejemplo de la red de personas comprometidas con el programa.
Hace casi dos décadas, Ramón se acercó al hospital con una propuesta: quería juntar papeles en su provincia y enviarlos a Buenos Aires. “Vi un cartel que decía que se podía juntar papel y quise devolverle al hospital lo que estaban haciendo por mi hija”, relató.
A lo largo de los años, Ramón ha logrado enviar 109 camiones llenos de material reciclable al hospital, una contribución invaluable para la fundación. Su hija, Florencia, quien fue paciente del Hospital Garrahan, ahora estudia medicina con el objetivo de convertirse en médica y devolver al hospital lo que ella recibió.
Además del impacto en las comunidades del norte y centro del país, el programa también se expandió hasta los extremos más remotos de la Argentina. Un claro ejemplo de ello es el compromiso de una donante de Ushuaia, en Tierra del Fuego, donde recientemente se completó el envío de tres containers llenos de material reciclable, según cuenta Gavilán.
A medida que el Programa de Reciclado y Medio Ambiente de la Fundación Garrahan celebra sus 25 años, queda claro que su impacto no se mide solo en números. Detrás de cada tapita, cada papel reciclado, hay una historia de solidaridad, compromiso, reciclado y esperanza.
Historias como la de ese niño de La Rioja que cambió pollitos por tapitas, o la de Ramón Garaycochea y su hija Florencia, que, a través del reciclado, es posible cuidar el planeta y transformar vidas.
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