Ante la emergencia que atraviesan los países vecinos, Argentina exportará un total de 8,4 millones de metros cúbicos de gas diarios durante los meses de verano a Chile y Brasil, como resultado de los excedentes que permite el desarrollo del Plan Gas.Ar, un programa de estímulo implementado en enero que incrementó la producción, abarató costos y potenció las ventas externas del fluido, se informó oficialmente.

Desde este viernes y hasta abril de 2022, Argentina enviará 6 millones de metros cúbicos diarios de gas a Chile, mediante contratos en firme, ante la emergencia que atraviesa el país vecino en el aprovisionamiento de gas natural licuado (GNL).

Asimismo, este jueves, la empresa Integración Energética Argentina (Ieasa) suscribió con Ámbar Uruguaiana Energía, un contrato de venta de 2,4 millones de metros cúbicos diarios de gas natural en condición interrumpible para el suministro de la central térmica de la ciudad brasileña de Uruguaiana.

Cabe destacar, que estas acciones se pueden llevar a cabo gracias al Plan Gas.Ar que Argentina puso en marcha a través del decreto 892/2020, el cual fijó estímulos a la producción gasífera y contempló el inicio, durante el corriente año, de exportaciones de gas en firme o no interrumpibles.

El programa apunta a producir 30.000 millones de metros cúbicos de gas argentino en cuatro años, generar un ahorro fiscal calculado en US$2.500 millones y un ahorro en divisas de US$ 9.200 millones.

Con respecto al contrato de suministro con Chile, el Ministro de Energía chileno solicitó comprarle gas a Argentina debido a la dificultad que enfrenta la provisión ante la emergencia de la terminal regasificadora Quintero, ubicada en Valparaíso y un "escenario de estrechez" en el sistema eléctrico producto de la sequía.
Asimismo, se le suma la relevancia del fluido para la transición energética desde fuentes no renovables hacia las renovables.

Es importante destacar que los precios del gas natural se incrementaron en gran parte del mundo en los últimos meses por un aumento de la demanda vinculada a la recuperación de la actividad económica, sobre todo en Asia, y las dificultades para que la producción recupere un ritmo similar al existente en la prepandemia.
Esta situación está generando en los países de Europa, Asia y en los Estados Unidos que ingresan en el pico de demanda por la llegada de las bajas temperaturas, un impacto en el gas y en los precios de la electricidad que se genera a partir de ese combustible.