Pasaje de Drake, el cruce oceánico más aterrador del mundo al sur de Tierra del Fuego

El Paso de Drake, situado entre el extremo sur del continente sudamericano y la península Antártica, ha sido durante siglos el escenario de algunos de los desafíos más imponentes para navegantes y exploradores. Conocido tanto por su belleza inhóspita como por su ferocidad, representa un punto de compresión del océano entre dos masas terrestres que, a pesar de parecer cercanas en los mapas, están separadas por un tramo de mar de casi mil kilómetros.

Su fama como “el tramo marítimo más temido del mundo” se remonta a las expediciones del pasado, cuando cruzarlo era sinónimo de enfrentarse a condiciones extremas, desde vientos implacables hasta olas colosales.

Condiciones naturales y geográficas: un cruce único en el planeta

El Paso de Drake es un lugar donde la naturaleza se despliega en toda su magnitud. Con una extensión de aproximadamente 1.000 kilómetros de ancho y profundidades que alcanzan los 6.000 metros, este tramo de mar es una encrucijada para los vientos más feroces del hemisferio sur. Su particularidad radica en que es el único punto en el mundo donde los vientos pueden recorrer el globo entero sin encontrar barreras terrestres que los detengan.

En esta región se encuentran las famosas latitudes conocidas como los “rugientes cuarenta”, los “furiosos cincuenta” y los “chillones sesenta”, nombres que reflejan la intensidad de los vientos que las caracterizan. Esta fuerza incontrolable del viento, combinada con el estrechamiento natural del océano entre Sudamérica y la península Antártica, crea lo que los expertos llaman el “efecto embudo”, intensificando las tormentas y produciendo olas que, en sus peores momentos, pueden alcanzar los 15 metros de altura.

Dinámicas oceanográficas: las corrientes y los secretos bajo la superficie

El Paso de Drake no solo desafía a los navegantes en la superficie, sino que también es un lugar fascinante desde el punto de vista oceanográfico. Este tramo es parte de la Corriente Circumpolar Antártica, la corriente oceánica más voluminosa del planeta. La velocidad con la que estas aguas atraviesan el estrecho intensifica las condiciones ya de por sí adversas. Aunque el efecto de esta corriente puede pasar inadvertido en la superficie, es responsable de alterar significativamente la dinámica de las olas y el clima global.

Bajo las agitadas aguas del Drake, los oceanógrafos han identificado “montañas submarinas”, que interactúan con las corrientes y generan olas internas. Estas olas no son visibles desde la superficie, pero crean turbulencias en toda la columna de agua. Además, arrastran agua fría desde las profundidades hacia la superficie, un fenómeno crucial para los ciclos climáticos del planeta. Según explicó a CNN Alexander Brearley, oceanógrafo del British Antártida Survey, “el Drake no solo es turbulento en la superficie; toda su columna de agua está en constante movimiento”.

Experiencia de los navegantes: entre el miedo y la destreza

Para quienes navegan por el Paso de Drake, el desafío no se limita a las condiciones físicas; También implica una lucha psicológica. Desde los tiempos en que los exploradores como Ernest Shackleton se enfrentaron a estas aguas en embarcaciones rudimentarias, el miedo ha sido una constante. “Es un lugar que exige humildad”, le dijo Stanislas Devorsine, capitán de un moderno buque polar, a CNN. Según él, mantener un “miedo sano” es esencial para navegar con éxito estas aguas, ya que esto fomenta la concentración y el respeto por el océano.

Los marineros que cruzan el Drake deben planificar cuidadosamente su travesía, adaptando su rumbo y velocidad según las condiciones meteorológicas. En algunos casos, los capitanes incluso alteran sus trayectorias para enfrentar las olas en ángulos más manejables o evitar zonas de baja presión. A pesar de las estrategias, el “temblor del Drake” —como se llama al movimiento violento que sufren los barcos en este cruce— sigue siendo un temor recurrente.

Viajes modernos al continente blanco: tecnología y turismo en el Drake
 

Con el auge del turismo a la Antártida, cada vez más viajeros se enfrentan al desafío del Paso de Drake. Si bien antes era territorio exclusivo de exploradores y científicos, hoy millas de personas lo cruzan anualmente, impulsados ​​por el deseo de experimentar la naturaleza en su forma más pura. Sin embargo, el Drake no ha perdido su reputación intimidante. Para muchos, superar el “temblor del Drake” es una insignia de honor que valida la travesía.

La tecnología ha transformado la forma en que se navega por este tramo. Los modernos barcos polares, equipados con estabilizadores avanzados y cascos diseñados para reducir el impacto de las olas, han mejorado significativamente la seguridad y el confort de los pasajeros. Ejemplos como el buque polar Le Commandant Charcot, con un casco Polar Clase 2, o los innovadores diseños de Aurora Expeditions con proas invertidas, han permitido un cruce más suave y estable. Estas innovaciones no solo garantizan la seguridad, sino que vuelven menos traumática la experiencia, incluso para aquellos propensos al mareo.